Ernestina Maenza

Ernestina Maenza, una lucentina pionera de los JJOO de invierno

Ernestina Maenza constará para siempre como la primera persona española de la historia, hombre o mujer, en competir en los Juegos de Invierno.

La primera  esquiadora en unos juegos de invierno nació en Lucena

Cuando en vísperas de la inminente contienda civil española una lucentina logró ser la primera participante en unos juegos de invierno apenas se dio importancia a su hito.  Lo llamativo y doloroso es que a lo largo de su trayectoria vital su hazaña fuera olvidada: Ernestina Maenza falleció en 1995 sin que su condición de pionera del esquí alpino  fuese valorada o visibilizada. Al menos hasta ahora… Si en 2020  Benjamín Prado en clave de ficción histórica  rescataba su nombre  del ostracismo, un trabajo de investigación  verá pronto la luz. El cronista oficial de Lucena Luisfernando Palma Robles ha elaborado un ensayo sobre Maenza que puede ayudarnos a reconstruir su fascinante trayectoria; la de la primera deportista que representó a España en una cita olímpica invernal. Lo anticipó en el ciclo de conferencias de la delegación  de igualdad  de su localidad ,  “Mujeres Lucentinas, pasado y presente” el pasado octubre. 

 

Ernestina Maenza pionera en JJOO al final de su competición
Ernestina Maenza al final de su competición

Una mujer hecha a sí misma

Activa y dinámica, Ernestina que había pasado su niñez en Lucena, se había trasladado con su familia a Madrid.  Luchadora, decidida, emprendedora, estaba acostumbrada a buscarse la vida para ayudar económicamente a los suyos. Autodidacta en su formación, había obtenido el carné de conducir tempranamente.  Debutó en la disciplina que la llevaría a los primeros juegos olímpicos de Garmisch-Partenkirchen en los primeros años de la década de los 30 del pasado siglo.  La Sociedad Deportiva Excursionista, primero, y la Sociedad Española de Alpinismo Peñalara, después, con sede en la sierra madrileña de Guadarrama contaron con Maenza en su nómina de deportistas. 

 Amaba la montaña, como Enrique (García) Herreros, a la postre su compañero de vida y de equipo.  Indagando en los archivos de ambos clubes, Palma Robles ha encontrado el rastro de las primeras competiciones de Maenza en torno a 1932. Más allá del sexto puesto conquistado en la “prueba para señoritas”, llama nuestra atención la absorción de la identidad propia en beneficio de la del varón. Ernestina figura en los registros como Herreros, es decir, la “mujer de Enrique”. En lo estrictamente deportivo el alpinismo español que había comenzado a despegar en los años previos a la primera guerra mundial estaba en desventaja con el resto de Europa en infraestructuras: ante la ausencia de estaciones alpinas tal y como hoy las conocemos, el entrenamiento dependía exclusivamente de las condiciones ambientales y meteorológicas adecuadas; por tanto, el calendario de actividad y práctica se limitaba a los tres primeros meses del año.  

El camino hacia la olimpíada de invierno en la Alemania nazi

Con todos los obstáculos descritos, la carrera deportiva de Ernestina va en alza entre 1933 y 1935, año en el que finalmente logra imponerse a su amiga y posteriormente compañera de selección nacional Margot Moles, implacable campeona en ese periodo y represaliada y olvidada tras la guerra . Dos medallas de oro en la competición organizada por el club Peñalara el año anterior, una individual, otra en parejas mixtas junto a su marido, avalaron sin duda la candidatura de Ernestina Maenza como esquiadora olímpica.

En desigualdad competitiva

No nos debemos llamar a engaño sin embargo, a la hora de calibrar el nivel del esquí nacional de la época:  los tiempos registrados por nuestras deportistas quedaban muy lejos de las marcas europeas. Con todo, es digno de elogio el esfuerzo económico y personal que realizaría el comité olímpico español por llegar a la cita. En la delegación española que participaría en sus primeros juegos olímpicos de invierno en febrero de 1936 figuraban junto a la lucentina, Margot Moles, Oriol Canals, Jesús Suárez, Tomás Velasco y Enrique Millán. Estar en el evento deportivo ya fue toda una proeza: sin medios económicos, sin el rodaje necesario y con la amenaza de una contienda civil sobrevolando el ambiente, confieren un significado valioso en lo extradeportivo a este gesto. 

El azar hizo su elección

El sorteo del orden de las pruebas disputadas quiso que Ernestina fuese la primera en debutar de la delegación olímpica española. La dureza de un trazado al que no estaba habituada, un recorrido accidentado con luxación de hombro y varias caídas, no le impidieron sacar toda su fuerza para terminar el descenso por las escarpadas pistas.  Sus declaraciones a la agencia Alfil no dejan lugar a dudas sobre su espíritu luchador: 

Ernestina Maenza pionera en los JJOO junto a un coche. Década de los 40
Ernestina Maenza junto a un coche. Década de los 40

“Estoy satisfecha por haber podido llegar a la meta. Lo hice haciendo un gran esfuerzo para que se dieran cuenta de la gran voluntad de la representación española. No quise servir como elemento desmoralizador de mis compañeros”. 

De regreso a España, el inicio de la contienda civil la sorprendería en Madrid. Tras el encarcelamiento de su marido por las fuerzas republicanas, sospechoso de colaborar con el bando rebelde, ella se refugia en San Sebastián con su hijo logrando salir adelante escribiendo crónicas de esquí para el recién nacido semanario deportivo Marca. Concluida la guerra, en 1940 de vuelta a su deporte predilecto consigue el campeonato nacional de esquí. Su pista en la competición se pierde en 1941. Ese mismo año participa como monitora en un cursillo nacional que la Sección Femenina organizó en Navacerrada.  

El doloroso olvido

Desde entonces y hasta julio de 1995 cuando una nota necrológica nos informa en la prensa de su muerte, parece haber existido un deliberado pacto de silencio que ha enterrado durante décadas el brillante palmarés de una pionera del esquí alpino. La publicación en 2020 de la novela de Benjamín Prado Todo lo carga el diablo puso el foco en Maenza y en otras alpinistas de la época injustamente condenadas al olvido como Margot Moles o Aurora Villa. Más allá de la ficción literaria, Luisfernando Palma Robles está a punto de publicar un ensayo en el que la colaboración fundamental de la familia permitirá construir un retrato global de la figura de Ernestina Maenza y Fernández Calvo una lucentina a quien no se le puede negar su lugar en la historia del deporte olímpico nacional.

BIBLIOGRAFÍA 

Díaz García, P. y Rodríguez Huertas, M. (2018). 341 Historias de Grandeza (2018) Sevilla. Consejería de Turismo y Deporte de la Junta de Andalucía.

Palma Robles, L.F. (2021). La lucentina Ernestina Maenza, primera española participante en unos Juegos Olímpicos de Invierno (en prensa)

Prado, Benjamín: (2020) Todo lo carga el diablo. Alfaguara

Fotografía: AS, ABC y Archivo personal de la  familia Ramis Melantuche.

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