Lilí Álvarez referente desconocida

Lilí Álvarez, pionera, referente y, para muchas, desconocida

La tenista, periodista y escritora Lilí Álvarez fue una pionera en muchos aspectos, toda una referente como deportista e intelectual curiosamente desconocida para muchas mujeres

Serena Williams, Margaret Court, Arantxa Sánchez Vicario, María Sharápova… son algunos de los nombres que las niñas y mujeres de hoy en día, a las que les apasiona el tenis, tienen como modelo a seguir. Sin embargo, hubo un tiempo en el que las mujeres como referentes no existían porque se les negaba ese área con criterios biológicos-médicos espurios. Hubo un tiempo en el que a algunas les tocó apostar con rebeldía por la inclusión de las mujeres en el deporte como absolutas pioneras y ese es el caso de Elía María González Álvarez, la admirable y para muchas desconocida Lilí Álvarez.

La época en la que el deporte femenino fue vanguardia

El siglo XX supuso una serie de cambios de tipo social entre los que destacan las mareas feministas y la inclusión, aunque relativa, de las mujeres en algunas parcelas de la sociedad como la laboral. Eso sí, tendrá mucho que decir aquí también la clase social ya que, como aclara Milagros García Bonafés en La revolución deportiva de las mujeres, las oportunidades no eran las mismas y tampoco las causas que las llevaban a buscar esa labor extra-doméstica: 

“Cuando las mujeres de clase media-alta, hagan otro planteamiento, en el momento de acceder a algún trabajo, lo harán por motivaciones individuales y no como las clases bajas, en las que el motivo, generalmente, es la mejora de la posición y calidad de vida de la familia”. 

De este modo, desde una perspectiva de clase, para la gran mayoría de mujeres que accedieron al mercado laboral en el siglo XX, la inclusión no fue algo emancipador o liberador.

En este contexto, durante gran parte del siglo anterior, la sociedad aún no admitía la figura de mujer decidida, segura e independiente que el deporte construía. Por otra parte,la evolución de las reivindicaciones de las mareas feministas tampoco se centraron en la reivindicación de la incorporación de las mujeres en este ámbito, pues entendían que existían otros temas si no más prioritarios, que se llevaron al menos la mayor parte del esfuerzo e interés de sus reivindicaciones.

A pesar de esto, en un fenómeno casi vanguardista y podríamos decir que exclusivamente aristócrata, algunas mujeres empezaron a interesarse por el deporte.

Lilí Álvarez, reivindicativa y pionera en múltiples deportes

Entre estas mujeres se encuentra Lilí Álvarez, pionera del deporte español que llevó el tenis femnino de nuestro país por primera vez a lo más alto y que luchó durante toda su vida por la inclusión de las mujeres en distintos ámbitos de la sociedad.

Lilí nació en Roma en 1905, aunque su infancia y adolescencia transcurrieron en Suiza pues su familia, perteneciente a la aristocracia valenciana, huía del conflicto bélico mundial.  Allí recibió una excelente educación alejada de los convencionalismos típicos de la época con especial hincapié en los idiomas, la cultura y los deportes.

Según los que la conocieron, desde muy pequeña empezó a dar muestras de su espectacular inteligencia y de su fuerte carácter. Inquieta y energética, aunque su polifacetismo era claro, empezó a brillar con especial intensidad y juventud en el deporte. 

Con solo 12 años ganó el campeonato de patinaje sobre hielo de Saint Moritz, y posteriormente recibiría la Medalla de Oro Internacional de esa modalidad; en 1924, con 19 años y mientras practicaba otras disciplinas como el alpinismo o la equitación, ganó el Campeonato de Cataluña de Automovilismo, imponiéndose a los hombres en una prueba que, a excepción de ella, tuvo una participación íntegramente masculina.

Aunque en un principio se decantó por el esquí, una grave lesión que le impidió le privó de asistir a los Juegos de Invierno en Chamonix. Como consecuencia, ese mismo año se pasó a la raqueta sin saber aún que acabaría convirtiéndose en la primera tenista española de repercusión internacional (aunque años antes, durante las estancias familiares en la Costa Azul y Alemania, ya había mostrado su categoría ganando algunos torneos de relieve).

Lilí fue la primera mujer, junto a la catalana Rosa Torras, que acudió a unos Juegos Olímpicos, los de París, 1924. De la mano, alcanzaron los cuartos en la modalidad de dobles. 

Más tarde, también sería finalista de Wimbledon en 1926, 1927 y 1928. Allí era conocida por los ingleses como La Señorita.

En el año 1929 por fin le llegaría la victoria  en dobles de tenis en Roland Garros convirtiéndose así en la primera española en alcanzar el título. 

Pese a todos estos logros la prensa de la época siempre centró más la atención en la belleza de las jugadoras que en su calidad como deportista. Tampoco la Federación las apoyó como la propia Lily indicó para una entrevista: 

“Tan sólo le costé en toda mi vida quinientas pesetas, que me dieron una vez en concepto de gastos”.

Además,  la federación le quitó un título y la apartó de la competición. El motivo fue que Lilí, moderna y libre, acusó de machista al jurado, puesto que las mujeres habían tenido que esperar a que finalizase la prueba masculina para competir algo parecido.

Su polivalencia también la llevó a la literatura y al periodismo

Pero Lilí Álvarez no solo deslumbró en el ámbito del deporte donde también fue una excelente patinadora sobre hielo, practicó esquí, el billar, la equitación, el alpinismo y pilota de coches. La española se apasionó por la escritura durante la etapa que pasó en Argentina donde comenzó a escribir para el diario La Nación.  Allí, empezó a despegar su carrera como periodista que continuaría con un puesto como corresponsal del Daily Mail de Londres, cubriendo la Guerra Civil española.

En 1941, 1942 y 1943 continuó con su ejercicio como periodista escribiendo crónicas deportivas en Arriba y La Vanguardia. Después, en 1965, pudo enlazar el reporterismo y el deporte siendo la enviada de la revista Blanco y Negro en Australia para cubrir la Copa Davis.

Y no sólo desarrolló su habilidad con la escritura en periódicos y revistas, también publicó varios libros y artículos de ensayo donde reflexionó sobre el deporte y sobre la situación de las mujeres en la época.  Con los años, forjó un enorme compromiso con el movimiento feminista; “Lo que despertó en mí feminismo fue el ver, cuando volví a España, que para todo te pedían certificados y contratos matrimoniales, y que los maridos parecían niñeras”, argumentaba; “las mujeres somos idiotas porque nos han hecho idiotas; en cambio, el defecto de los hombres es su primitivismo(…)”, afirmó en alguna ocasión.   

Avanzada a los dogmas españoles de sus años, la tenista apoyaba el divorcio y los anticonceptivos, y en 1960 fundó con otras mujeres el Seminario de Estudios Sociológicos de la Mujer (SESM) para luchar por el acceso al trabajo y la educación, así como la protección jurídica. 

“Nuestra mujer está todavía encerrada en el circuito de la pasividad, el reverso de sus espléndidas cualidades, y necesita y necesita alcanzar la madurez de su personalidad mediante la adquisición del sentido de responsabilidad, de iniciativa, e impulso personal, cualidades absolutamente necesarias para su participación activa en la tarea social. Aquí es donde el deporte desempeña un papel de primer orden, porque el deporte es un ser remitido a sí mismo, forzosamente libre”.

Éstas fueron las palabras de Álvarez en una ponencia en 1961, “La mujer española, el deporte y todo lo demás”, para la Asociación de Mujeres Universitarias. Estas palabras resumen bien los ideales de una mujer revolucionaria que, pese a no ser tan conocida como merecería, fue y es todo un referente para las nuevas generaciones de deportistas y feministas. Una mujer cuyo partido más difícil fue, sin duda, contra el machismo. La inclusión de las mujeres en el deporte; un camino en el que aún queda mucho y que mujeres como Lílí iniciaron para, hoy, servirnos de guías. Sin ellas muchas de nosotras ni siquiera podríamos haber imaginado que ese camino existe, que está ahí, esperándonos. Las niñas necesitan ejemplos a seguir, ídolas, iconos. Las niñas necesitan que les hablen de mujeres como Lilí Álvarez. 

Para ver otra ponencia de Lilí Álvarez, aquí

Más protagonistas, aquí. 

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